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viernes, 31 de mayo de 2013

Por un colchón amezada de ser severamente castigada

Cuando el historiador mira los relatos debe saber quién y por qué están escritos de tal o cual modo. Así, por arte de birlibirloque, en la historiografía eran los rojos los que requisaban y por ello, quienes formaban parte del Comité de Defensa de la República encargado de tal menester, eran tratados en los consejos de guerra sumarísimos como si fueran ladrones y por ello sufrían las perores sentencias, incluida la pena de muerte.
Nunca en esa historiografía fascista se utilizó el término "requisa" para las requisas que hicieron los jefes de la Nueva España, pues siempre usaron términos como "incautación" o "generosa colaboración" o "espontáneo desprendimiento". Nos toca sacar a la luz los documentos en que la historia es como es, sin pamplinas ni manipulaciones. Los falangistas requisaron y robaron cuanto pudieron, desde ganado a tierras, enseres (sábanas, colchas, camas, máquinas de coser, etc) y prendas de vestir (abrigos, chaquetas de cuero o fieltro, zapatos y botas), también otros efectos (relojes, joyas, dinero). El valor de este documento es que el 29 de septiembre de 1938 el alcalde fascista de Laviana José Cervilla utiliza todo su poder para requisar ¡un colchón! bajo la amenaza de ser "severamente castigada". Ni tan siquiera huye del lenguaje grosero y cuartelario. Añadiendo que además debería de entregar lo requisado antes de una hora fijada de antemano y llevarlo a la Casa España.
A esta altura de la investigación sobre la Represión Fascista en la Cuenca Minera del Nalón -mayo de 2013- no podemos determinar la ideología de quien ha sido objeto de tal requisa, Amada Aller, pues si bien hay una familia que fue objeto de represión - Pilar Aller, hija de Luis Aller; y la familia Aller García, de Barredos- también encontramos a una chica de 15 años -Eduarda Aller García- afiliada a la Falange Femenina (Sección Femenina) en febrero de 1938. Quién sea Amada Aller queda aún por investigar, pues hay evidente contradicción entre los términos expeditivos -severamente castigada- y el tratamiento de Doña en el ofició del requisador.

1 comentario:

  1. Buscando en Google por curiosidad los nombres de mis familiares me he encontrado con esto. Eduarda Aller es mi abuela y Amada era mi bisabuela, ambas de Laviana.

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