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miércoles, 29 de mayo de 2013

La represión fascista en las escuelas

Ya sabemos que los frentes militares en Asturias cayeron en manos de los fascistas el 21 de octubre de 1937, pero es preciso recordarlo a tenor de la fecha del documento que mostramos, 13 de diciembre de 1937. Es un documento manuscrito por la maestra de la escuela de Carrio-Laviana, firmado y rubricado por ella misma. Ninguna importancia tendría si no fuera porque junto con el que era en ese momento gestor -equivalente a concejal del Ayuntamiento- Antonio Calleja González y la misma maestra, Manolita Salas, no encabezaran la exacción económica que suponía el que las niñas de la Escuela de Carrio tenían que aportar un donativo a para el Aguinaldo del Combatiente (fascista, por supuesto).
A 40 días de su entrada triunfal en Laviana imponen a todos las capas sociales- sean del nuvel económico que fueran- la obligación de aportar aunque fuera una "perrona" -diez céntimos- si no querían verse señalados por las "viejas autoridades" de siempre, ahora remozadas como falangistas. No afectaba a los adictos de la Nueva España, eran los vencedores, sino que afectaba a quienes sin serlo se veían humillados a colaborar -aunque fuera con esa perrona- al bando de los facciosos. Para ello no dudaban en usar la escuela como instrumento de dócil de educación españolista y nacionalsindicalista. El dominio en la escuela, educar durante generaciones a los niños en la ideología de los que levantaron sus armas contra los resultados de las urnas, era asegurar la permanencia en el poder durante un siglo. No es la cantidad que se aporta lo que importaba, era la sumisión pública y el silencio en las casas, el tener que obedecer al mandato de un concejal alcalde de barrio como Antonio Calleja y no encontrar el serio reproche de la maestra en la escuela. Uno se dirigía a los adultos al aportar el equivalente a un jornal de un minero -10 pesetas-, la otra, la maestra, dirigiendo la mirada hacia las madres y a las niñas.