El 23 de septiembre de 1937 -en plena ofensiva fascista en el Mazucu- el consejero de propaganda se le ocurre hacer un desfile de tropas en Gijón. Ello dio lugar a que Belarmino Tomás pudiera decir lo que más abajo se reproduce "antes prefiere que le corten una mano antes que dar salida a ningún hombre".
Por otro lado el inefable "Amadorín" -que ya se había largado de Asturias días antes a Valencia con Segundo Blanco, este volvió a Asturias- habla desde Valencia, anunciando que en el supuesto de que los fascistas entraran Asturias, solo encontrarían cementerios, y que las fábricas tendrían que levantarlas sobre sus propios muertos. Todo un brindis al sol. Cuando llegó el momento de hundir minas, puentes y fábricas, sus afiliados del Sindicato Minero Asturiano se opusieron -con las armas en la mano- ante el mandato que tenían de su Comité Provincial los comunistas, que entendían que no se podía dejar en manos de los fascistas una región minera que sirviera a los facciosos.
"Quien mire al mar es un traidor", Belarmino dixit. "Sólo cementerios", Amador Fernández, que por cierto no volvió nunca a Asturias desde su último viaje a Valencia.
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