Cuando ya había pasado año medio escondidos en el "furacu" de la casa, en el refugio, y ante la desfachatez del comandante militar fascista que se hacía de nuevas al ser renovada la tropa y que arrojaba octavillas incitando a los fugitivos a que se entregaran a las "autoridades" de Franco, los tres decidieron escribirle una carta. Esta carta es la que reproducimos aquí, para que se vea cuáles eran los pensamientos de quienes habían defendido la legalidad democrática. Apelan al final de la misma a la MEMORIA de las generaciones venideras para que no se olviden ni sus luchas, ni sus padecimientos en la defensa de esa legalidad y de los principios básicos que deben regir el gobierno de una comunidad.
(Agradecimiento a Luis Miguel Cuervo Fernández por haberme facilitado el acceso a estas Memorias de Paulino Rodríguez Iglesias)