Cuando los militares fascistas dan el golpe de Estado en julio de 1936, allí donde no triunfa el golpe, muchos corren a afiliarse a los sindicatos obreros y a los partidos que integran el Frente Popular. De este modo esconden su simpatía por los golpistas y pasan por ser leales a la legalidad constitucional.
En algunos casos, como el que ofrece este documento, están afiliados a dos sindicatos -UGT y CNT- y usarán del carnet que más le convenga y más oportuno sea en cada momento. Muchos de ellos serán "quintacolumnistas" que se integran en las estructuras sindicales, políticas, y hasta las administrativas del Estado republicano y se pondrán -aparentemente- al servicio del Gobierno del Frente Popular en Asturias. Su profesiones -todos ellos del Sindicato de Empleados- les garantiza que no tendrán que ir al frente ni tan siquiera cuando sea movilizada su quinta. Son los "imprescindibles".
Estas prácticas tienen varios objetivos: 1) esconder su afinidad con los golpistas, 2) librarse de la obligación combatir en el frente, 3) realizar una tarea como quintacolumnista obteniendo información que posteriormente pondrán al servicio de los fascistas, 4) desacreditar a las organizaciones obreras en tanto ellos son lo más visible en los sindicatos y partidos obreros estableciendo de este modo una diferencia neta entre trabajadores manuales y los de "cuello blanco", 5) controlar -y en la medida de posible- poseer los resortes del poder político administrativo con el de fin de sabotear la política y las decisiones del Gobierno del Frente Popular.
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